Hay que ser un aventurero, estar siempre dispuesto a arriesgar lo conocido por lo desconocido.
Y en cuanto hayas probado la alegría que produce la libertad y la ausencia de miedo, nunca te arrepentirás, porque sabrás qué significa vivir al máximo.
Un solo instante de esa intensidad es más gratificante que toda una eternidad de vida mediocre.